Hay alguien en mi cabeza, pero no soy yo.


Solo había pasado una semana de mi último viaje con lsa, este nuevo era más potente que los que ya había probado; además, todo fue muy imprevisto. Tardé mucho en masticar y tragar las semillas, más de lo normal, me costaba tragar. No sé cuánto tardó, pero me subió antes que a los demás, mientras mis dos amigos miraban capítulos de una serie que en ese momento me parecía demasiado estúpida, fui a observar las plantas de la terraza, me llamaron la atención un cactus peludo, con unos largos y blancos pelos, y los colores rojizos, verdosos y blancos de otra planta.

No mucho después iríamos dentro de una habitación insonorizada con hueveras, apagaríamos las luces y escucharíamos clásicos psicodélicos de The Doors y Pink Floyd.




Al principio, algunas hueveras eran rojas, otras azules, pero de tonos apagados y oscuros, las otras mantenían su color normal pero variaban en la tonalidad, se distinguían fácilmente unas más oscuras de otras más claras. Tenía a mano mis gafas de sol, y cuando me las ponía, una oleada de oscuridad acechaba mi campo de visión, variando su forma constantemente. No sé bien bien cómo, pero poco a poco mi alrededor se fue cargando de un ambiente pesado, incluso punzante, algo molesto; un fuerte calor invadiría mi brazo izquierdo provocando algo de inquietud dentro de mí, pero en seguida se me pasó. Sin embargo el ambiente estaba cada vez más cargado de lo que me parecía energía negativa, notaba una presencia cerca. Cada vez aumentaba lo que sentía en ese momento, que era diferente a cualquier sensación descriptible, pero podría describirla como una mezcla de miedo, paranoia y ansiedad; esta me llevó hasta el punto de arañar con todas mis fuerzas e incluso morder de manera desesperada algo hecho de madera que tenía muy cerca, pero que no veía. Cuando mi respiración y mis latidos eran cada vez más intensos, y la presencia era notada cada vez más cerca, de repente una inesperada calma y seguridad invadieron mi cuerpo, noté como la expresión de mi cara cambiaba totalmente, pasaba de expresar terror a una segura tranquilidad. Entonces empecé a pensar en “mis cosas” y me di cuenta de que el punto de vista desde el que lo veía no era el mío, sino el de una persona con una extrema confianza y con maldad, mis ideas sobre cómo reaccionar en frente de ciertas situaciones eran muy perjudiciales para los demás, este punto de vista era narcisista y manipulador, al darme cuenta de eso vi mi antiguo comportamiento como el de alguien débil y cobarde; en ese momento empezó una lucha interna con la finalidad de expulsar esa entidad externa que había entrado dentro de mi cabeza, el miedo y los nervios eran notables, pero cuando ya casi había conseguido mi objetivo, decidí dejar de forzar la situación, quería ver que podía ofrecerme o proporcionarme esa otra persona que había entrado dentro de mí, pero su presencia era cada vez más lejana, hasta que desapareció.




Más tarde lo vería con más perspectiva, pero en ese momento, realmente notaba como “alguien” se había metido en mi cabeza, y yo luchaba a muerte por expulsarlo. No es comparable o parecido a cualquier cosa que haya vivido anteriormente. Lo más probable es que simplemente fuera una lucha interna para persuadir a otro “yo”, una parte de mí que acostumbra a mantenerse escondida en la sombra y que aparece ocasionalmente, y la experiencia extrema a la que me llevó esta recurrente droga la despertó como nunca había sido despertada; pero el hecho de notar como una entidad externa se ha acomodado en mi mente y tiene más poder sobre mí que yo mismo, es algo realmente terrorífico y desesperante.




Seguramente debe ser lo que se siente, en parte, en algunos casos de locura; la idea de que esta experiencia se me pudiera volver a repetir, o incluso que me pasase a menudo me deja atónito. El resto del viaje generalmente fue bien, aunque en cierto momento volví a sentir desesperación, ansiedad, miedo; pero sin ninguna presencia en mi cabeza.
Lo más destacable del viaje aparte de esto, fue el estar sentado al lado de un buen amigo, delante de un toca discos reproduciendo “The Celebration of the Lizard” con todas las luces de la casa apagadas, excepto la que emitía una escultura del busto transparente de una mujer, de la cual se podían distinguir sus órganos internos.






Al día siguiente estaba algo cansado, hasta que por la tarde, ya acercándose la noche, mi manera de percibir mi entorno cambió drásticamente, mi capacidad para concentrarme se vio reducida, estaba algo paranoico, y todo era muy raro…

A la mañana siguiente ya estuve recuperado.




Uno de los amigos apenas notó el efecto de la droga, el otro sí, pero tuvo una experiencia suave; ninguno había probado antes un psicodélico, sin embargo yo, un psiconauta experimentado, tuve quizás, el mal viaje más bestia de toda mi vida.


Es muy curioso cómo llegan a influenciar en un viaje psicodélico tus expectativas hacia este, tu estado de ánimo, tu preparación psicológica para la experiencia, la antelación con la que se prepara, el lugar en el que se hace, la compañía con la que se viaja, y lo que haces mientras dura el efecto. Teniendo tanto peso en cómo va a subirte tú mismo como la droga en sí.   


3 comentarios:

  1. En realidad fue una situacion un tanto rara, pero todo tenia su normalidad dentro de nuestro entorno; cuerpos de mujeres iluminados, energias marchando de la puerta, luces mezcladas y ritmos basicos de canciones complejas que nos salian de dentro.

    Lo recuerdo mas como un delirio interno que como la influencia de una droga externa.

    Todo provenía de dentro, quizás tu tenias mas que sacar esa noche.

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    1. Tenia demasiado que sacar en aquel momento, y eso fue lo que provocó esa situación, ya que con la misma cantidad de droga a vosotros no os llevó hasta ese punto, y era la primera vez que la tomabais.

      La droga externa fue el detonante, le permitió a mi cabeza controlar totalmente mi realidad, dejando atrás la razón y el autocontrol. Si algo es habitual en un viaje psicodélico es la multiplicación de intensidad de, aparte de los sentidos, de los sentimientos, y yo ya tenía dentro de mi angustia y duda, solo que más suaves y mucho más controlables.

      Pero piensa que nuestros viajes fueron totalmente ajenos, y tu recuerdo de aquel día es muy diferente al que yo tengo.

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    2. El delirio interno fue provocado, o más bien, altamente potenciado por la droga externa.

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