Sobre la soledad existencial en un vegetal y un complicado destino para todos.



Este artículo es una adaptación de un trabajo para la asignatura de cultura audiovisual, consistía en hacer una foto en la que representásemos la soledad; la foto que hice en si no es una gran obra pero lo interesante es lo que representa, y lo que hay detrás de esta.




Esta foto es de la clase adosada a conserjería, en el instituto Sant Elm; hay una ventana grande con un pequeño espacio dotado de techo y pocos centímetros después una reja.

Dentro de este espacio cerrado hay dos macetas, en la de la derecha hay un delgado arbolito, sin ramas ni hojas y extremadamente seco. El techo impide que el agua de la lluvia entre, con muchísima suerte puede recibir unas pocas gotas si el viento danza a su favor, y como es visible, nadie se encarga de regarlo; por si esto fuera poco, esta especie de balcón está orientado hacia el norte, por lo tanto el Sol nunca le toca directamente, cuando puede recibir algo de luz directa el astro ya está poniéndose y la intensidad es mínima.

La reja no va a impedir que la planta huya (su función es retener a los alumnos) pero da aún más dramatismo a esta triste imagen.

A su izquierda hay una maceta vacía, como si en antaño hubiera tenido un compañero dentro de este terrible destino pero la vida de este se hubiera consumido tiempo atrás. A esto se le añade que tan solo unos centímetros más adelante, al otro lado de la rejilla, hay plantas sanas y bien cuidadas, cualidades de las que el arbolito nunca podrá presumir, y el determinante de esta situación ha sido tan solo una diferencia mínima en cuanto a su situación, la cual obviamente no ha escogido el.

Mientras su vida se agota lenta y dolorosamente, ve a través de una impenetrable rejilla unos similares en perfectas condiciones florecer, y generación tras generación de humanos vivir, crecer, divertirse, huir de la clase en la que deberían estar, salir de clase cansados, salir de clase contentos, pero sobretodo, salir de clase en compañía… algo de lo que esta desafortunada vida carece.

Esta explicación es más que suficiente para describir un fuerte sentimiento de soledad, pero los humanos somos muy egoístas, creemos que todo está relacionado con nosotros y quiera o no yo también lo soy, así que también veo esto como una metáfora de la vida dentro de la sociedad en la que vivimos, en la cual no escogemos nuestro punto de partida pero a pesar de esto, todos tenemos la misma línea de meta; mientras esto ocurre tenemos constantes influencias de modelos idealizados a seguir, los que nos muestran involuntariamente como queremos ser, imponiéndonos nosotros mismos una meta que nunca lograremos alcanzar (representado en la foto como las plantas sanas y cuidadas delante de la seca y descuidada). Añadámosle que nos pasamos la vida trabajando para mantenernos, mientras no hay alternativa a contemplar cómo esta pasa ante nuestros ojos, y nosotros impotentes detrás de una reja que no podemos derribar, perdiéndonos buenos momentos con los amigos, románticas situaciones con esa persona a la que tanto queremos o el ver cómo nuestros hijos crecen.





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