"Tus gustos musicales me parecen una mierda" y otras metafísicas reflexiones


No hay nada que haga más daño a tu criterio o gusto con la música que escuchar demasiada música. Bueno, sí, escuchar demasiado del mismo tipo de música. Nubla, desentona, desorienta, descontextualiza. No escuchar demasiada al menos no hace daño a nadie, no molestas a tus vecinos ni a tus amigos con tus contantes referencias a ese grupo que como puede ser que no conozcan aún. Pero hoy, no hablo de tu actitud hacia los otros como anteriormente. Hoy hablo de tus gustos en si.


"Si, ehem, el hardcore expresa algo así como, mhh... un poco de rabia, ¿sabes?"

Borja Pdp, tras un buen rato pensando sobre el tema.


Pavarotti cantando hardcore.


Todos lo hemos experimentado. Detrás de listas innumerables de artistas conocidos, o de intentos de escuchar discografías enteras. En maratones de series de televisión o luego de pasarte durante diez años de tu vida 8 horas diarias delante de la televisión. Tu vista, tus oídos y tu "yo" mismo se cubre de negras nubes. ¿Esto me está gustando realmente, o simplemente se me está repitiendo? Debo escuchar todo otra vez, debo repasarlo, se me ha ido la cabeza y me he perdido alguna perla en todo este mar de canciones. Escuchas, reescuchas, se te repiten y acabas convencido de que unas canciones te gustan más que otras porque te acuerdas más de ellas, o porque son más llamativas o porque son más alegres o porque la chica canta muy bien, que es el equivalente musical a que un cuadro tenga muchos colorines y flores.


A veces no hacen falta grandes palabras y letras complejas para expresar algo. La música transciende, es todo uno.


No puedes soportar un segundo más de ruido en tu cabeza así que esta desconecta. Y hace bien en desconectar. Es un martillo eléctrico tratando en entrar en tu cráneo y sacudir tu realidad. Y lo enchufas 16 horas al día. Tu cabeza da vueltas y te sientes incomodo hasta en tu cama. En cierto momento, despiertas de tu letargo y descubres que estabas escuchando música, o que has estado escuchando música y ni te has enterado cuando se ha terminado, tus auriculares cuelgan, inútiles, en tu cabeza, calentando tus orejas y aislándote del mundo. Te recompones. Vuelves a poner la música donde recuerdas que estabas escuchando por última vez, ahí donde tu inconsciente se hartó de tu idiotez. Ahora ya con la mente algo despejada, escuchas la canción, y te suena. Obviamente que te suena. ¿Te acuerdas de ese niño que te trataba mal en primaria? Pues tu cerebro también se acuerda de la canción. Y la cantas, y te gusta.

“Si, definitivamente creo que esta es una buena canción.”


Imbécil.


Es usted un imbécil. Con todos mis respetos.

Deja 10 personas encerradas con fotogramas de un babuino comiendo mayonesa a cucharadas y terminaran convencidos que algunos son pura mierda y otros una obra de arte. Haz 500, selecciona las que involucren alguna mancha en la cara y mezcla con 10 al azar. Nuestros pequeños snobs aspirantes a cobaya acabaran peleados entre sí, cada uno partidario de un propio estilo.


-¿Usted es más de fotogramas con manchas o sin manchas?

-Yo claramente con manchas, ese gesto, esa mirada perdida ajena al mundo contrapone la clara mancha que significa la corrupción y la voluntad de poder, haciendo una clara referencia a Nietzsche y recuerda los primeros trabajos de Picasso.

-No podría estar más en desacuerdo señor, el fotograma numero 7 sin manchas en una expresión mucho más clara del rechazo a la sociedad, tiene un toque dadá y de los movimientos más avant-grade del pictografismo babuinico de los ‘80.


¿Como podemos distinguir aquello que realmente tiene algo más, aquello que tiene profundidad, aquello que evoca algo en nosotros? ¿Existe alguna manera de decir si un fotograma es pura mierda o merece un sitio en la historia de las fotos de babuinos comiendo mayonesa? ¿Debemos fiarnos de la opinión mayoritaria, que va a escoger aquello más digerible para el gran público? 



"Me dijeron que tenia que ir a rehabilitación y yo dije, no, no, no."
Dijo la drogadicta con voz chulesca mientras miles de persona cantaban la canción sin tener idea de la letra.


¿Debemos de fiarnos solo de nosotros mismos, escuchar todo y justificar nuestra vida con un “pues a mí me gusta” como si el hecho de “gustar algo” sea un imperativo universal, lejos de sugerir ninguna reflexión ni pensamiento ulterior? debemos fiarnos de aquellos que escuchan demasiada música, que van a estar contaminados por “lo que se supone que les debe gustar”? debemos escuchar aquello que suene “bien” como si el objetivo de la música fuera tocar cosas “bonitas”?

¿Existe alguna manera de defender este lugar?

Solo podemos encontrar esa conexión con el arte si lo identificamos con nuestra propia vida. No hay una canción más profunda que otra en el sentido estricto de la palabra. No esperes ponerte delante de una canción y sentir aquello que nunca has sentido. Hay canciones que nos lo parecen porque nosotros tenemos esa capacidad, somos nosotros los que excavamos hondo y encontramos sentido a esa sarta de notas aparentemente aleatorias. El arte no te descubre nada nuevo, el arte te pega, debe pegarte, para que recuerdes aquello que habías ahondado, sepultado y olvidado. No tiene que ser un bonito cuadro en la pared de una familia aburguesada. Tampoco es un edificio enorme ni un concepto divino. Es mucho más pequeño, e infinitamente más poderoso. Es un susurro, una brisa, de un humano, donde quiera que esté, a otro. 

“No estás solo”.


"I was born with music inside me. Music was one of my parts. Like my ribs, my kidneys, my liver, my heart. Like my blood. It was a force already within me when I arrived on the scene. It was a necessity for me-like food or water."


Así que, ¿qué es lo que te dice tu música? ¿Qué es lo que te hace sentir, que es lo que te hace revivir? Una persona queda definida por aquello que escucha porque es un reflejo de cómo se siente o se ha sentido a lo largo de tu vida. ¿Esperas que una canción te trasmita tristeza si nunca has estado triste? Esas pequeñas identificaciones te definen mejor que cualquier cosa que puedas contar de ti mismo. 

¿Cómo sientes tú la ira, la rabia, la pesadez? De una manera muy concreta, difícil de imaginar y explicar incluso para ti mismo. Por eso no puedes transmitir nada más de lo que eres, nada más de lo que has vivido.






Podrás distinguir a los artistas superficiales porque su identificación con ellos tiene un límite. Las canciones no profundizan demasiado, y se contentan con tener un estribillo recordable y hablar de algún tema general, con el que sea fácil sentirse identificado y no haya muchos matices en los que perderse.

Uno canta, escribe, toca aquello que ha vivido con intensidad, las personas mediocres, incapaces de ver más allá de sus narices y de vivir su vida sin pararse a pensar demasiado, solo sienten con intensidad las cosas mas genericas, pertenecer a un pais, enamorarse. El tipo de cosas por los que todos pasamos en la vida; pasan por ello, lo idealizan porque nunca les va a volver a pasar nada interesante y dedican a ello todas sus canciones. Estoy a hablando del amor en el pop, de la marihuana en el reggae, del sufrimiento en el metal, del fuck the sistem en el punk, ya sabéis de lo que estoy hablando.

¿Porque ocurre esto? ¿Porque es lo tiene más éxito? Porque es lo fácil. Porque todo el mundo puede sentirse identificado con una canción sobre el amor pero es muy difícil y demasiado ambicioso sentarse a intentar contarle a alguien el sonido del silencio, el paso inexorable del tiempo, la futilidad del dinero. Explicar los colores a un ciego no está al alcance de cualquiera, y es imposible hacerlo si tú también lo eres. No puedes mentir a la música, si no lo has sentido no lo vas a poder contar. Por eso las grandes canciones son atemporales; hablan de cosas muy adentro de nosotros, que no caducan después de que la publicidad haya dejado de bombardearnos con el cantante y el grupo ya no salga en la tele. Por eso los artistas se dejan el alma en un escenario, sienten lo que están cantando porque hay contenido emocional, aunque estés delante de 10 personas en un pueblo de la costa y no en un escenario de 100.000.






No hace falta hablar de temas profundísimos, querer aparentar y dedicar una canción a la cara oculta de la luna día sí día no. A veces las mejores canciones surge de sentimientos muy claros. De ideas muy simples. Es solo un indicador, si vas a la página de Spotify de un grupo y sus canciones más escuchadas son todas de amor, es porque probablemente no tenga nada más que decir. Véase la de abajo, Andy y Lucas, Pablo Alboran, etc.


Taylor Swift posando mientras compone (otra) canción sobre un chico que le ha roto el corazón.
Cásate con Alex Ubago.


Por eso las grandes mentiras musicales de nuestro tiempo son productos de marketing prefabricado, que hablan de aquello con quien una teenager pueda haber vivido: amor adolescente, fiesta y pseudorebeldia con los papis. Por eso se venden como ídolos y productos en vez de vender su música, porque no hay nada que vender más que una cara y, a veces, una voz bonita.

Si buscas sus nombres en Google Imagenes te encuentras una foto cantando por cada 100 posando para la cámara. Son el equivalente musical a una comedia romántica, una infantilización absurda como lo son los superhéroes, una simplificación de nuestra vida, una farsa, una representación vacía, algo que miras para no pensar en nada.

"Que cada uno escuche lo que quiera, yo no me meto con tu música."
Todo el mundo.


Si usted se siente ofendido al leer todo esto, no me estoy metiendo con la música de nadie, todo ejercicio artístico es totalmente ajeno a su publico y lo que se haga de el, aunque se publicite infinitamente y se me atragante el Justiniano Castor de turno. Me estoy metiendo contigo y estoy diciendo que probablemente si tienes un gusto musical sospechosamente homogéneo, terrible, limitado o superficial es que probablemente seas una persona terriblemente homogénea, superficial y mentalmente bastante limitada.


Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido, partido hasta mancharse.


Si quieres saber de música, como si quieres saber de cine, de poesía; sal, vive, enfrenta aquello de lo que hablan las canciones. El poeta es el aventurero, no el que quiere mostrar su lado sensible o escribir algo bonito. El poeta es el que mueve el mundo, no el que quiere cortejar una chica o quedar bien. Alcanza cumbres, sangra, tose y sufre. Y luego, si queda tiempo, escucha música como una bestia. Hay que mancharse. No sabemos si existe alguna manera de defender este lugar. Pero hay que defender este lugar. Alguien tiene que defender este lugar.



4 comentarios:

  1. En todas las distintas épocas y los distintos estilos artísticos que han ido sucediéndose, uno tras otro y que son descritos en los libros de historia del arte como si nacieran de la nada, vivieran su apogeo y luego se desvanecieran sin más para presenciar el nacimiento de algo nuevo, en todas esas épocas se ha descrito el "arte" de forma distinta. Pero el arte que se describe normalmente no es nada más que una fachada. En lo que pintas, en lo que escribes, en lo que cantas, reflejas lo que quieres que los demás vean de ti, lo que quieres que reconozcan, y no tiene que parecerse ni un ápice a lo que eres. De cara al mundo, eres lo que muestras, y muestras lo que quieres que vean. Pues con el arte, más de lo mismo. Expresas lo que esperas que será bien juzgado por aquellos cuyo juicio te importa. Los demás dan igual, pero siempre hay una gente, un cierto tipo de gente, al que quieres impresionar. Y eso refleja tu arte. Y el mío. Y el de todos. No hay un "lugar" que defender.
    Sí tienes razón en que no puedes contar lo que no has vivido, pero aunque cuentes lo que crees que habrías sentido de haberte quitado los cascos y haber salido a la calle, siempre habrá alguien que se engañe a sí mismo convenciéndose de que se identifica con ese algo místico y fantasmagórico que, ¡oh, sorpresa! ni tú ni él habéis experimentado. Y, con eso, cualquiera que simplemente espere reconocimiento de alguien (no matter who), se dará por satisfecho. Y puedes mentir sobre cosas atemporales, y puedes hablar de cosas profundas sin haberte planteado nunca nada, repitiendo palabras escuchadaas en canciones que alguin, alguna vez, te dijo que deberías conocer.

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  2. Puedes mentir con una letra. Pero en cuando a "no puedes mentir a la música" me refiero a que, tarde o temprano, se va a notar. Existe mucha fachada en el arte, pero no por eso puedes decir que no hay nada detrás. Eso, sea lo que sea, es lo que debemos defender. De como distinguirlo, o, como mínimo, intentarlo, es sobre lo que hablo en el articulo.

    Aunque puedan fingirse comportamientos y apariencias, la música , y sobretodo la creación e identificación musical esta relacionada con nuestro subconsciente en algunos niveles donde la manipulación humana o el análisis de los patrones que influyen en nuestro comportamiento no pueden llegar.

    Si al final de todo, resulta que lo perdemos o que no había absolutamente nada, nos podremos ir sin el remordimiento de haber dejado a su suerte una parte del espíritu (entendiendo como espíritu aquello que nos identifica) humano, la música. ¿Se te ocurre algo mejor por lo que luchar?

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  3. Anónimo9/2/14, 1:55

    Si lo que hay detrás del arte, de la música, si la esencia de aquello realmente bello (lo que nos identifica) de toda creación, es en realidad parte de nuestro ser, hablas de luchar por algo que forma parte de nosotros de la forma más pura, profunda e inconsciente que yo puedo imaginar. Dime, ¿qué nos deshumaniza, para que tengamos que luchar por ello? ¿Y por dónde empiezas a luchar?

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  4. ¿Te faltan ejemplos de cosas en nuestra cultura que deshumanicen? ¿La mercantilizacion de las señas de identidad de personas, pueblos, naciones, ideologias, ideas te parece poco? ¿La infantilizacion de nuestra cultura, la simplificacion de nuestra vida en los roles de conducta para las masas te parecen poco? El que estemos tan confundidos que no sepamos distingir nunca mas aquello que es real con lo que son meras representaciones deshumaniza suficiente como para escribir librerias enteras.

    Empiezas a luchar por donde quieras. Por aquello con lo que te identifiques. Por aquello que te defina.

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