[Semana 40] Random Local Guys, Joan, Paula y Física Termonuclear


Semana 40
Vida Universitaria
Random Local Guys, Joan, Paula y la Física Termonuclear






Esta pequeña historia es uno de esos casos en los que mis obligaciones chocan con mi empeño en irme a dormir cuando me da la gana; un día perfecto en el que el Sol se empezaba a alzar filtrado por encima de los edificios de siete plantas de alrededor de Glorias, Barcelona.

Parecía erigirse un día hermoso, yo llevaba despierto toda la noche y estaba en un estado óptimo para irme a dormir. Me la había pasado intentando distraerme, dormir o decidir finalmente no hacerlo porque lo que no quería era dormir menos de tres horas y quedar inservible durante el día siguiente, que precisamente es lo que iba a conseguir. Llevaba toda la noche escuchando música, planeando ir a correr, comiendo e intentando sacar algo en claro de lo que se suponía debía hacer. Revoloteaba intentando hacer poco ruido alrededor de mis sitios preferidos de la casa; mi cama, la cocina, la mesa y la ventana; exactamente en el mismo sitio y solo unas horas después en donde acabó Café y Litio.

Tenía una exposición oral de IFE, una odiosa asignatura que estaba repitiendo y que no quería volver a hacer nunca mas. Era a las doce de la mañana y esos días me estaba yendo a dormir alrededor de las diez.

A mi pesar, tenía que ir sí o sí; y aunque esa exposición en particular llevaba meses programada, solo tenía una vaga idea de lo que iba a decir para llenar 15 minutos de silencios incómodos y miradas de ¿este quién es?. Todas las instrucciones de las que disponía provenían de mi siempre fiel compañero de practicas.

 Tienes que exponer algo relacionado con la física o algún fenómeno físico. 
 Puedes llevar un PowerPoint. 10-15 minutos.

Decidí que la mejor forma de aprobar iba a ser sentarme, absorber información, procesarla por el camino y luego improvisar allí mismo sobre la marcha una exposición a partir de mis flamantes conocimientos recién adquiridos. Sacar petróleo de la nada era algo que se me daba bastante bien, y llegados a esas alturas pocas alternativas tenía. No me veía con fuerzas para escribir y memorizar un discurso; algo que, por otra parte, no había hecho nunca.

Mi estrategia era entonces parecida a la de los exámenes, aprender un poco de todo, y confiar en mi habilidad mágica; pese a la evidente falta de información básica y preparación practica, salir de la situación airoso. Un poco como Argentina en los mundiales.

Pero esa no era mi preocupación principal. Eso no era nada. Dos o tres horas de recoger información por internet en blogs, revistas y Wikipedia, hacer un esquema mental de la estructura de mi discurso y ubicar en ella frases preprogramadas que me sirvan de muleta y de regla mnemotécnica para recordar el resto de la argumentación. No me suponía ningún reto. No me preocupaba el hecho en si mismo, me molestaba tener que ir y redirigir en esa dirección parte de una energía mental. Esos días era particularmente escasa y aún mas con otra ocupación inminente y mas importante.

Me estaba lanzando al vacío, y lo sabia.

Quizás así reaccionase. El vacío siempre se me ha dado bien.




En RLG llevamos meses haciendo muchos planes y cumpliendo los justos. El summum llegó cuando escribí Preludio ...y fuga debido a que Cristian y Borx se negaron a hacer unas descripciones de 180 palabras. Teníamos multitud de planes y buenas ideas que raramente se materializaban. Estábamos creciendo en popularidad y visitas; mi escritura evolucionaba, las fiestas se volvían mas y más grandes.

Pero en poco se parecía RLG al concepto dinámico con el que lo había creado: el reunir gente, el conectar gente, el ser ese espacio constructivo, ese concepto arrollador. Pues el aumento de popularidad, aunque beneficioso para nuestra inmediata valía social, iba ligado a un mayor anclaje psicológico: cuanto mas hacíamos, mas nos catalogaban y clasificaban por aquello que hubiésemos hecho, si montamos una fiesta es que nos dedicamos a montar fiestas, si escribimos, es que nos dedicamos a escribir. En algo lógico, no podemos pedir a todo el mundo que se lea ¿Qué es RLG?, pero sigo sin estar contento con la situación.

Empezamos en este viaje cuatro genios y en ese momento éramos dos y medio, nos estábamos estancando, y no solo en número. El desgaste era inevitable, y yo no me sentía con furia como para mantener girando algo condenado a caer, y menos cuando ese algo debía estar haciéndome girar a mi. Quizás el número de gente no era suficiente para que la masa alcanzara el estado crítico y empezara a reaccionar por si misma. El mismo Borja, miembro fundador, describía el grupo como tenemos un blog. Cristian no hacia nada mas que fumar maría desde hacía semanas.

Lo último que quería era que la gente empezara a pensar eso, pero uno es lo que hace, y realmente eso es lo que hacíamos; aunque de concepto abierto a efectos prácticos, eso era lo que éramos. Un blog y unos colgaos que dan fiestas.

La regeneración, a mis ojos pasaba por un punto clave, imprescindible. Un paso natural y primario que habíamos estado evitando: incorporaciones.

Habíamos estado postergando la adquisición de nuevos miembros indefinidamente, y eso no solo tenia efectos en como nos percibía la gente, sino que nosotros mismos íbamos interiorizando RLG como algo muy nuestro, y ese camino lleva a la exclusión de aquellos que percibíamos por debajo de nosotros en el escalafón social.

Encumbrados y egoístas, teníamos una lista considerable de gente que reunía las cualidades que queríamos para formar parte de nosotros. No ignorábamos la lista, pero siempre encontrábamos alguna excusa, algún inconveniente en esas personas que nos hacía deshacernos de ellos; lo que estábamos haciendo era buscar gente parecida a nosotros; y si no los encontrábamos, pensábamos en como convertirlas. 

En cierto modo es algo normal, nos sentimos atraídos por aquellos en los que percibimos cosas positivas, o influyentes, o poderosas, o, como mínimo, interesantes; y si uno tiene un ego como una catedral solo va a ver esas cualidades en personas parecidas a él.




Como muchas otras veces, dimos un paso atrás y miramos a nuestro alrededor. Queremos construir un grupo desde abajo, desde lo básico; desde unas pocas personas, inteligentes, con ambición, con una llama interior que quizás ellos mismos desconozcan. Miramos y miramos, y solo encontrábamos gente no preparada, gente a la que le falta algo. Se aproximaba el verano, pronto haría un año de la fundación, pronto habría que tomar decisiones importantes, pues cada vez más RLG me representaba una parte más y más importante de mi vida y había que moverse, había que ser un tornado de furia.

Veía este verano como un importante punto de inflexión, y temía que cayese en la nada; en las tardes aburridas, en cuatro planes sin cumplir (y aún lo temo). Había que estimular a las personas concretas, en el punto concreto. Yo no tengo porque ser el centro ni el responsable de todo lo que ocurra en este mundo; lo que si puedo hacer es intentar dar la chispa a aquellos que la necesitan.

Entonces lo vi claro. 

Vi aquellas personas, a las que les faltaba algo y luego me vi a mí mismo, tanto hace un año como ahora. Me vi durante el primer artículo de mi vida. Un aborto que golpeé en un bar de Palamós, durante las horas previas a follar con una chica y justo después de una llamada telefónica de media hora en la que dejé a otra con la que llevaba un año liado. Vi a Cristian, la primera vez que quedamos juntos, andando dirección a casa de Nil, hablando de chicas, de música y de drogas a gritos. Vi a Borx, totalmente ebrio, afirmando en un bar atestado de gente que había que bajar un poco los agudos de la música. Vi a Rojas, volverse budista y escribir un libro sobre su vida delante de mis narices.

Estábamos completamente locos. No teníamos ni puta idea. Por una vez el egocentrismo no iba a ser la solución a todos nuestros problemas. No me lo podía creer.

Por definición, todo fichaje en RLG no es un fichaje, es en toda regla una refundación.




Pregunté los días anteriores a gente de mas o menos confianza que encontré por facebook. Yo nunca lo tengo demasiado claro así que iba abriendo gente y preguntando ¿Que es RLG? y de quien esperaba mas me encontraba con respuestas del tipo tenéis un blog o se tomaban la pregunta como una pregunta de examen. Cuanto daño ha hecho el sistema educativo. De pronto, de quien no me esperaba, contestó justo lo que necesitaba oír.

RLG sois vosotros.

Nos reunimos, llamamos a Borx para que diera el OK y empezamos a planear como les íbamos a comunicar a Paula y Joan que querríamos que entrasen inmediatamente en el equipo. Lo habíamos enfocado mal desde el principio. Habíamos ignorado nuestra propia esencia. Llevaba diciendo meses esa frase, y hasta que no la he oído de otra persona no la he escuchado con atención. Tan simple y tan obvio. RLG somos nosotros. Solo teníamos que mirar quién, a la hora de la verdad, sin excusas, había hecho algo. Quién, aún sin etiquetas, ya formaba parte de ello.

No se trataba de a quien necesitásemos. Se trataba de quiénes éramos.

Viéndolo con perspectiva, no habríamos podido escoger mejor.

Sondeamos durante unos días como se lo íbamos a comunicar. Originalmente envié un mail de unas 10 páginas a los primeros fundadores explicando el concepto. Era un manuscrito caótico de gran importancia histórica y poco fundamento práctico que aún a día de hoy dudo que Borx haya abierto nunca; y bien que hace. Mucho había cambiado desde que lo tecleé, a principios de verano, a lo largo de todo un día natural. Empezando por un viaje de ferrocarril de una hora, lo escribí mientras cocinaba, lo escribí mientras iba al baño y finalmente lo acabé en la cama con Blonde, que ya harta de que ignorase todas sus indirectas, yacía directamente desnuda a mi lado. 

¿Qué haces? 
Nada, nada, tu duerme.

Pensamos actualizar ese mail a los tiempos que corren y enviarlo, pensamos en enviarlo en forma de carta, comprar una valla publicitaria; de todo. No tenía demasiado sentido. Había que hablar con ellos cara a cara. Quería enfrentarme a ellos, ver sus reacciones. Los argumentos originales se han ido diluyendo, quería infundir de nuevos, no reciclarlos. Quería que lo viesen como un punto de inflexión, como el punto de inflexión que era para mi.




Acordamos decírselo en persona. Cristian, de exámenes y en SFG no iba a poder asistir, solo iba a contar con la ayuda de Borja.

Decidí juntar a lo que a partir de ese momento ya percibía como mis dos adversarios, pues ellos mismos eran los dos grandes escollos para su propio éxito, que pasaba, a nuestros ojos, por formar parte de RLG cuanto antes. En ese momento eran mis dos enemigos, a quien debía convencer. En ese momento me parecieron dragones, y si quería vencerlos no podía repetir una gesta heroica; la gesta debía ser suficientemente grande como para vencerlos a los dos. No me veía capaz de decir dos veces el mismo discurso, porque terminaría por aburrir y descreer mis propias palabras. Perderían la fuerza. Mi decadencia era palpable. Había que hablar con los dos a la vez, no había otra forma. 

No me preparé nada. Confié en mi habilidad mágica; pese a la evidente falta de información básica y preparación practica, salir de la situación airoso. Un poco como Argentina en los mundiales.

Borja me llamó el día antes en el último momento para decirme que no iba a venir, me enfadé mucho, me dejó en la estacada, solo. Sabía que dependía igualmente de mí, que Borja solo iba a servir de apoyo, para tomar aliento, para reconducir la situación. Pero ahora, ni con eso podía contar. Dependía de mí, de cuan fuerte me sintiese, de lo despierto, de si ardía algo en mis ojos y de si los demás serian capaz de verlo.

Lo sabrían. Si era capaz de llegar a ese estado, lo sabrían. No sabrían qué sabia, pero sabrían que yo lo sé. (Paula dixit)

Sabia la sensación que debía sentir, conocía el estado para ello; el estado en el que inmerso podia convencer a cualquiera de cualquier cosa. En ese estado, podría convencer a Gandhi de enrolarse en la marina, podría conquistar cualquier chica del mundo. Todo lo que me propusiera se volvía, ya no fácil o difícil, sino inevitable; una cuestión de tiempo. Inducir ese estado era completamente diferente. Acercarse a él requerirá sentirme bien, de cuerpo y mente, activo, afilado. Sin eso, era imposible.




Y aquí me encontraba yo, amigos. Momentos antes de que Paula llamara a la puerta del piso, completamente destruido, habiendo dormido dos horas, solo, sin nada preparado, con síntomas preocupantes de desorientación y malestar general, y llevando meses casi recluido en que lo más serio a lo que me había enfrentado era al estúpido empleado cubano de debajo de casa. No ardía nada y me veía en un callejón sin salida en el que me había metido yo mismo.

Llegaron mientras me estaba chutando de cafeína para combatir lo que me parecieron claros signos de estar aún algo dormido. Hablamos, comentamos la jugada, y no conseguía sentirme cómodo del todo. Ellos no tenían ni idea del motivo de la quedada, y me miraron extrañados cuando les dije que solo iba a estar con ellos un par de horas, que después tendrían de marcharse porque tenía una exposición.

¿Entonces porque nos ha hecho venir? 
¿Que hacemos aquí?

Sonaban como preguntas que yo me haría a mí mismo si estuviese en su situación. Por suerte, si las pensaron, no las pronunciaron nunca. Espero que simplemente creyeran que yo era un aburrido y esa una quedada absurda.




Yo me empezaba a encontrar incapaz de seguir una conversación decente. Intentaba cubrir los silencios para disimular su existencia. Cambiábamos de un tema a otro intentando encontrar algún punto de enganche pero no había forma. Me encontraba torpe, no iba a poder hacerlo.

No estaba siendo lo suficientemente ágil para reconducir la conversación en la dirección que querría. Preguntas poderosas como que quieres hacer con tu vida se perdían en el más absoluto vacío argumental, sin que yo pudiese hacer nada. Solo quedaba una cosa que hacer, un ataque frontal; pero me sentía débil para un monologo y el nerviosismo se apoderaba de mí. Iba a hacer tarde a la exposición si no me daba prisa y desaprovechaba todos los giros de timón del flujo de la situación aletargando, ya no el discurso y la pregunta en sí misma, sino la decisión de si lo dejaba para otro día. 

No, no, no. 

Resonaba la negativa en mi cabeza.

Mejor lo dejaba para otro día. 

Negociaba conmino mismo. Vi en dejarlo estar como una salida al callejón antes cerrada a mis ojos. Racionalizaba, lo atribuía a factores externos; los astros no estaban de mi parte; Borja no ha venido, etc. Definitivamente no es la situación propicia. No se trata solo de plantear la pregunta, se trata de convencerlos, de lanzarlos. No quería decir nada concreto; mi única ambición es decirles lo que necesitaban oír: que se lanzasen, que eran especiales, que eran listos, guapos o taciturnos. Me daba igual. Miré el reloj.

Si, si, sí. 

Ahora llegaba la afirmación, la situación no subía, pero mi cabeza era un hervidero. 

Ahora, tiene que ser ahora, justo ahora. 

Ahora.

Us he dit que vinguessiu avui aqui perque us he, us hem de proposar una cosa.

Se quedaron mudos, opté por dejarlo caer de golpe y ganar un segundo de ventaja con el efecto sorpresa, y fue mi oportunidad. Fue ese segundo de silencio. Dudaron, Paula abrió la boca ligeramente, me lancé y empezamos a liarnos sobre la mesa del comedor ante la mirada atónita de Joan y mis compañeras de piso. 

Que no, que es coña.

Volem que entreu a Random Local Guys.

No era como lo había deseado, desde luego no era mi mejor momento, ni tenía todas las bases ni la situación era la mejor. Vi una chispa, me sentí despegar. Confié, como tantas otras veces en mi supuesta habilidad e inteligencia futuras, y como tantas otras veces, acerté de lleno; pleno, jackpot, splash, strike y demonfire de diez mil a la cabeza.

Lo que dije durante los siguientes minutos no os lo voy a poder decir porque sencillamente no me acuerdo. 

Me fui creciendo; hablé reposado, hablé rápido. No tengo ni idea de cómo hablé. No quise ni oír la respuesta, llame a Borja para que se lo dijeran a él y yo fui, a toda velocidad, después de haber perdido el tiempo inútilmente, a vestirme decentemente y coger las cosas para marcharme a esa exposición oral de quince minutos que me parecía ya poco más que una broma comparado a los dos dragones que acababa de asesinar.

Three hundred lives of men I have walked this earth and now I have no time.




Incapaz de mantener ese estado de iluminación temporal, mi energía se evaporaba al mismo ritmo que releía la Wikipedia en el tren y las palabras caían sin que yo fuese capaz de aslimilarlas.

Solo quería hacerla ya, antes de perder el poder que acababa de conseguir. 

En el ferrocarril me empecé a encontrar francamente mal, los síntomas que tenía no eran de falta de sueño, era fiebre y dolor de cabeza. El café, más que revitalizarme me había acelerado el pulso y desorientado completamente. Estaba blanco y en cuando llegué a la sala de exposiciones, temblaba.

Allí escuche un par de exposiciones que supongo fueron académicamente correctas pero nada interesantes. Efecto Coriollis, Efecto fotoeléctrico y Capilaridad. Nada que se salga de lo común, una práctica fallida, una explicación ensayada, algún vídeo de YouTube y tres PowerPoint con ecuaciones. Alguien que sacó mas nota que yo intentó un experimento absurdo con unas barras de cobre, una linterna y agua con sal intentado explicar el efecto fotoeléctrico. Cuando le preguntaron por la potencia de la linterna, contestó que llevaba tres pilas pequeñas.

Decidí intervenir y adelantar mi presentación porque temía desmayarme antes de que me pusieran la nota.

Yo había decidido no llevar PowerPoint, pues el tema a tratar tenía mucha información y solo hubiese servido para distraer con datos aleatorios y ecuaciones puntuales; pues en mi tema trataba tal cantidad de conceptos físicos que directamente hubiese tenido que llevar un formulario completo de todo primero de carrera y un par de tablas periódicas. No, no me interesaba si el uranio se desintegra en platino e iridio; es una información importante, sí, pero no determinante en mi explicación, donde importa mucho más la visión global del fenómeno que un par de datos aislados.

Me equivocaba.

Yo no he traído PowerPoint, así que sintiéndolo mucho, tendréis que mirarme a mí.

Dije, sin ser consciente de mis propias palabras, con una sonrisa en la cara y gotas de sudor en la frente. Si algo tengo es una expresión mas o menos buena y la capacidad de analizar lo que ocurre a mi alrededor. Corregí los principales errores de los anteriores conferenciantes: no me escondí detrás del escritorio como los demás, me expuse al público, moviéndome a la vez que hablaba y proyectando mi voz; haciendo altos y bajos en la modulación según el momentum de la charla.

Podía ir bien después de todo, al fin y al cabo, si es una exposición, de lo que se trata es de comunicar, no tanto del tema en sí que igualmente va a ser una burda copia de lo que ponga en la Wikipedia.

Me equivocaba.

En tu exposición hay poca física.
Tendrías que haber llevado PowerPoint. 
Tendrías que haber dado algún dato, ¿En que se desintegra por ejemplo, el uranio?

No es hoy, el día ni el momento, para hablar de academicismo, tiempo habrá de acabar la serie de entradas, La (des)educación. Lo único que se es que, por no saltarle a la yugular, me fui; cabreado, pero me fui. Sin un gran peso en mis espaldas, me fui. A casa de Miquel, en el campus, con la faena hecha y un viaje que se antojaba a punto de comenzar. Solo diré un par de cosas, las mismas que le dije a Miquel, quien cuando me abrió la puerta de mi piso del campus aún me encontró encolarizado y bastante hecho mierda.




Para entender mi exposición, he tenido que explicar conceptos por encima de estructura de la materia, termodinámica, expansión de gases, desintegración atómica, ondas electromagnéticas, fusión caliente y astrofísica.

El PowerPoint, no es más que una herramienta, cuyo uso a veces es apropiado y otras veces, no tanto. Su uso era opcional. En todo caso, solo es una forma de comunicar, no el contenido mismo de la exposición.

¿Es la física memorizar y exponer el mayor número de datos y ecuaciones posibles, aún a costa de la propia explicación de un fenómeno? ¿En el mundo de la física, aquel que queda mejor en una exposición, es aquel que hace el trabajo de la forma más ordenada y no el que tiene ideas más interesantes? ¿Es la física un conjunto de científicos elitistas, anclados a sus puestos en las universidades, que han perdido el contacto con la realidad, con el conocimiento, con las ideas, con el explorar, para convertirse en una clase más de academicista y formadora de FP?

Yo ya no sé lo que es la física, pero si es cualquiera de estos casos; yo no quiero formar parte de ella.




Para los curiosos, el tema de mi exposición era el funcionamiento de un arma termonuclear. Para bien o para mal, es uno de los resultados mas bestias a los que nos ha llevado nuestro conocimiento de como funciona la materia, de como funciona el mundo, de como encender un Sol solo con la ayuda de materiales que encontramos en la tierra y nuestra inteligencia. Si me preguntan, es la consumación de siglos de esfuerzos; una máquina cuyo funcionamiento reúne una gran retahíla de conocimientos de distintas áreas y en la que los mejores físicos del mundo trabajaron conjuntamente durante años. Hay poca física dice, podría haber puesto alguna ecuación, dice.

El muy hijo de puta.

Saqué un cinco, la nota más baja de todo el curso pese a que no poca gente me ha dicho que es la que encontró más interesante. He estado a punto de suspender esa asignatura por culpa de esa nota que, francamente, en ese momento tampoco me importaba mucho mientras pasara del aprobado. Ahora tenia otras cosas en las que pensar, la excitación me embargaba y tentado estuve de abandonar esas dos semanas cruciales del curso para perderme en el horizonte.

Pero tenia que volver a tierra. No podía echarme a volar aún.

Pregunté a una amiga si realmente lo había hecho tan mal.

Set notava força nervios (quizás porque estaba a punto de desplomarme), pero tot i aixi em va agradar. Es nota que, cuan vols, saps com ser el centre d'atenció.

Sonreí. Tardé unos segundos y un par de intentos en teclear la respuesta, acababa de dar noticias e instrucciones sin parar a Cristian referentes a la nueva situación de RLG; pensé en esa misma mañana, en el camino de ida al metro con Joan y en la energía inacabable de Paula.

Borré lo que había escrito y simplemente dije:

Ho se.




Imágenes propiedad de:

Kuldar Leement y Robert Mosses Joyce, (digital art y fotografía, respectivamente)

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