The Sound of Silence Crew

The Sound of Silence Crew y la creciente cantidad de música electrónica en las fiestas.


Así se llama el turno del cartel de las cinco y cuarto de la mañana. Tiene un color especial y una posición especial en él; no es ni un estilo ni un conjunto de gente dentro de RLG ni tampoco uno de esos turnos comodín que tanto nos gusta crear, poner nombres como "Sr.X" o "Kkokodrilus Montyferiatis" y que en realidad significan "El que esté mas a tope o se mantenga en pie a esa hora que ponga él la música". No es nada de eso, voy a tratar de explicarme.

Respondemos a los estímulos dependiendo del estado mental en el que nos encontramos, y la música no es una excepción. Cuando planteábamos dar fiestas, hace ya bastante tiempo, uno de los motivos principales era que estábamos hartos de los ambientes y músicas considerados por defecto "festivos" que poco tenían que ver con nosotros y queríamos hacer lejos esas prefabricaciones. ¿Porque tengo que tragarme música que no me gusta porque se considera de fiesta, si a mi lo que me motiva y me hace estar a tope es el Rock?

Cada uno de nosotros, se siente atraído irremediablemente por algún estilo de música, y dicho estilo le va a apetecer y motivar casi en cualquier estado emocional que se encuentre. Lo mismo va a cantar Edith Piaf con la lluvia de fondo y melancolía que la cantaría a pleno pulmón y entusiasmo en un karaoke, porque es lo suyo. ¿Importa el estado? Si. ¿Es el estado lo que hace que escuches esa particular canción en ese momento? Puede. ¿Te seguiría gustando igualmente tu grupo/canción preferida si el estado no concordase en nada con el momento presente? Probablemente.

Con el paso del tiempo, a través de turnos de DJ en locales y fiestas propias, nos hemos ido volviendo conscientes que mas allá de esa realidad personal; ciertos momentos, ciertos estados, favorecen específicamente ciertos tipos de música. Una conclusión bastante obvia pero de consecuencias mas profundas de lo que aparenta a simple vista, que sobrepasan la intención de este escrito. De cierto modo reiniciábamos a gran parte de la música que suena ahora en nuestras propias fiestas, y es que se nos escapaba un punto importante que nadie te cuenta nunca, básicamente porque los propios procesos de la subjetividad de la música son precisamente... subjetivos. Los estilos de música, mas que asumidos o juzgados han de ser aprendidos; debes pasar por un proceso para entenderlos, que ese
estado y esa situación te han de conducir por si mismas a comprender a un nivel inconsciente para que luego te puedan gustar.

Con el tiempo, al ir comprobando por nosotros mismos los efectos que tenia la música en cada uno de los estados cognitivos que nos hemos podido permitir, las fiestas han ido disolviendo las preferencias personales, nuestras preferencias personales, y se han manifestado de lleno en el electro, que ocupa ahora la mayoría del cartel.


¿Porque el electro?

Porque es lo que entra, porque de todos los estados personales que queremos favorecer, el electro es el que refuerza mas de ellos. Porque las fiestas se han ido volviendo mas bestias con el tiempo, y necesitas algo que golpee fuerte, que sea constante, que te siga a ti. Porque en estado de excitación sensorial, ya sea porque vayas drogado o porque estés simplemente a tope, es a donde apunta la suma
de las agujas de la polarización emocional personal. Imagináoslo como queráis. Decidlo como queráis. Todos tendremos nuestra imagen mental de ello, consciente o no.

¿Y el problema? No hay ningún problema, es solo una condición. Empezamos con una idea y esa idea ha ido cambiando con el tiempo. Todo normal.

Pero (siempre hay un pero) es que como todo, dista de ser un proceso de transformación harmónico y utópico. Además de todo lo dicho, de la evolución de las fiestas, de su gente, de su nivel de droga, de su música; no puedo evitar tener la sensación de que cuando las planeamos, especialmente en el apartado de la música, intentamos contentar a todo el mundo en todo momento, y que eso nos resta a nosotros.

Veo el cartel y pienso, ¿realmente estoy yo organizando esto?

Defiendo que la electrónica y la tralla en general sean la mayor parte del cartel, pero aunque me apetezca no deja de ser una pequeña concesión al devenir de los eventos, y si algo me ataca es la uniformidad. Soy incapaz, así como seguro algunos de vosotros, de mantener un mismo estado mental demasiado tiempo; e incluso esta idea choca con la electrónica tal y como la entiendo o creo que la entiendo yo. En otro ambiente, nada podría hacer y me aguantaria y me lo pasaría de muerte igualmente, y a las cinco de la mañana me plantearía irme a dormir porque mi cabeza sueña con unos segundos de cambio, agotada de ese estado al que no esta acostumbrada en su día a día. Pero no aquí. Al fin y al cabo, aquí somos tres colegas reuniendo gente en un bosque, no una marca internacional (aún) ni en una fiesta de otras personas diseñada para otras personas a la que se nos da un papel organizativo testimonial. Así que todavía nos podemos tomar un par de libertades.

Si la Random Local Rave es un ritual pagano, una rave, un cuento infantil y una sesión de meditación asistida con polvo de hada; entonces The Sound of Silence Crew es una reivindicación, una vuelta a los orígenes, un horizonte y una milenaria religión oriental. De la misma forma que las fiestas crean un cierto tipo de estado mas adecuado para cierto tipo de música también somos libres de intentar crear un estado mental altamente subjetivo y poner música de acuerdo a nuestra creación.

The Sound of Silence Crew será a la salida del Sol, la parte tangible de la que hablé en la descripción del evento, y será un espacio en la que no estaremos obligados a poner música de fiesta; una hora de posibles escaleras al cielo, cabalgadores de tormentas y brillantes y locos diamantes. Probablemente acaben sonando temazos hypeados igualmente, pero eso dependerá de lo que nos apetezca a nosotros, de la mística y de como nos este sentado el recien estrenado solsticio de verano. Lo mejor que os puedo decir es que os toméis algo y os paréis tranquilamente o saltéis y brinquéis sobre las rocas; en el peor de los casos serán unos instantes para tomar aire entre tralla y tralla, unos instantes para escuchar aunque sea un momento el largamente olvidado y ya desconocido sonido del silencio.