A veces el uso del lenguaje nos convence de cosas sin que nos demos cuenta. Hay frases y expresiones que por el hecho de que quedan bien, de que tienen sentido gramatical y las estructuras que lo forman nos son útiles y nos permiten referirnos a cosas y comunicarnos, nos convencen de cosas por contexto. Un ejemplo obvio es la propaganda, otro el hecho de que demos por sentado que algo existe o que es de una forma en particular (o que es plausible que exista) solo por el hecho de que tengamos una palabra para referirnos a él.
Este último caso es el que me interesa. En concreto aplicado a la concepción de "uno mismo", el "yourself".
Normalmente se utiliza esta expresión cuando alguien te dice algo parecido a "sé tú mismo", dejado con entredicho que el "yo" que presentamos en ese momento o en general no es el "auténtico".
Comparto toda la idea de una visión del "yo" mas amplia de que estamos acostumbrados, que quizás debamos mas a series de televisión malas en las que los personajes son estereotipos y no personas completamente desarrolladas (porque así es mas fácil generar historias y conflictos) que no a problemas intrínsecos a la comunicación. Comparto la idea fundamental de que actuamos en muchas ocasiones detrás de un velo de identidad, ya sea ocultando intenciones, forzando comportamientos, teniendo vergüenza, lo que sea. Lo que no comparto es que detrás de eso exista verdaderamente algo a lo que llamar "yo verdadero", esa especie de esencia de la personalidad que existe mas allá e independientemente de todo contexto. Creo que eso no existe. Un chico que no dice nada porque se pone nervioso con una chica esta siendo él mismo. Uno es uno y su situación: si la situación es esa y él es él, él esta siendo él mismo en ese momento. Las limitaciones a como actuamos o nos expresamos forman parte también de nuestra toma de decisiones y de como o quien somos en un determinado momento. Ni existe ni es deseable una situación en la que las personas actúen siempre sin limitaciones, el hecho mismo de llamarles "limitaciones" induce a engaño, porque constituyen parte de la situación. Ni nuestra mente, ni nuestra linea de consciencia carece de ellos; ni siquiera comunicarla directamente y actuar "sin pensar" seria ser nosotros mismos, ni aunque fuésemos capaces de realmente hacer tal cosa. Quizás lo que se ha querido decir con lo de que el chico "no estaba siendo él mismo" es que habitualmente o en situaciones similares no se comporta de forma igual, pero eso es otra cosa muy distinta; las palabras son importantes, unas implican la existencia de algo mas profundo (y de muchas y estúpidas frases motivacionales) y las otras no.
Como queda mejor decir "se tu mismo" que "se como habitualmente eres en situaciones similares" pues decimos lo primero, porque entre tu y yo, ya nos entendemos. Pero poco a poco, el uso de la expresión nos convence de todo lo que implica, aunque no seamos conscientes de ello ni lo entendamos en su totalidad.
Creo que si nos comportamos normalmente de una forma no es porque haya un yo verdadero detrás, sino porque a lo largo de nuestra vida, desarrollado nuestra personalidad, nos hemos expuesto a una cantidad inmensa de estímulos y recompensas positivas y negativas a cada una de las cosas que hemos hecho, y que el condicionamiento resultante nos ha ido desarrollando una serie de respuestas programas o automáticas a situaciones futuras que ahora denominamos como "nuestra personalidad".
No soy, obviamente un partidario de ninguna teoría de tabla rasa. Toda mente humana, por el hecho de ser humana, viene con sus propias conexiones ya hechas, pero la nube de posibilidades que salen de ella sigue siendo vasta. Esa nube de posibilidades, su totalidad, no un punto brillante en el centro, es lo que constituye a mis ojos el verdadero "si mismo".
Siempre hemos tenido la concepción de átomo como un núcleo con electrones girando alrededor, porque esa es la concepción que entendemos, la fácil de explicar, la que se corresponde al mundo de las cosas materiales en tres dimensiones con las que estamos acostumbrados a manosear desde que eramos amebas. El lenguaje que utilizamos, aunque no nos demos cuenta, esta diseñado para trabar en esa realidad macroscópica, por lo que muy rápidamente deja de tener sentido y deja de ser útil para sacar conclusiones válidas cuando lo aplicas en el mundo cuántico. No es sorprendente pues que su uso nos convenza de la realidad para el que esta diseñado funcionar. En todo caso, el átomo no es un núcleo con electrones girando. Una representación mas adecuada seria decir que es un núcleo con una función (o una nube, que queda mas bonito) de probabilidad alrededor. En un momento dado, si buscamos la posición de un electrón en esa nube, estaremos interfiriendo con el sistema, haciendo que la función "colapse" y finalmente esté fijado en una posición. Similarmente nuestro yo es esa nube de posibilidades, y cuando nos encontramos en una situación concreta, un contexto, un momento en el tiempo con una vida de experiencias detrás, estamos en una única posición. Pero el electrón, el yo verdadero, es la nube. Es todo lo que podría ser. No un punto secreto y oculto. La nube de probabilidad no significa que el electrón esté en alguna parte pero no sepamos donde, y que al colapsar lo "encontremos"; está en un lugar porque lo determinamos, debido a la interacción con ese mundo real. En el vacío, sin contexto, es la nube en su totalidad.
La volatilidad con la que reaccionamos a cambios de contexto, fuera de nuestras respuestas programadas sociales, y como cambiamos sin ni siquiera darnos cuenta nuestros patrones de pensamiento y actividad resultante de ello es algo que he comprobado de primera mano. Por algo la gente viaja para conocerse. Pero ni siquiera hace falta cambiar de país, prueba con gente nueva, pero mantén una actitud inicial y apariencia completamente diferente; la gente reaccionara diferente a ti, se acomodaran alrededor dejando espacios nuevos que no conocías en las estructuras de jerarquía grupal y descubrirás hasta que punto (tu, que te presumen tan racional) las decisiones que tomas y como te comportas dependía de ello. De la percepción que los otros tienen de ti, que te vuelve como un boomerang. De las microaprovaciones y microdesaprovaciones. De la inercia social y cultural que, irónica respecto a tu esfuerzo de buscar una identidad propia dentro de esta, te conduce a colecciones prefabricadas de gustos, influencias y comportamientos; como sacadas de un stock de comportamientos aceptables.
Por todo esto, no puedo sino avergonzarme y lanzar la mirada al cielo cada vez que veo en algún lugar la expresión ser uno mismo y reconocerla como lo que es: filosofía barata. A lo sumo, autoayuda para adolescentes, incapaces aún de soportar la verdad de que gran parte de la vida realmente sí depende de como somos percibidos por otros además, tanto porque ello influye en como nos percibimos a nosotros mismos como porque la apariencia y personalidad son las únicas pistas que tienen para predecir nuestro comportamiento.
No porque les importemos realmente, sino por su propio beneficio y por como refleja en ellos mismos la asociación con nosotros a su propia identidad.
Por todo esto, no puedo sino avergonzarme y lanzar la mirada al cielo cada vez que veo en algún lugar la expresión ser uno mismo y reconocerla como lo que es: filosofía barata. A lo sumo, autoayuda para adolescentes, incapaces aún de soportar la verdad de que gran parte de la vida realmente sí depende de como somos percibidos por otros además, tanto porque ello influye en como nos percibimos a nosotros mismos como porque la apariencia y personalidad son las únicas pistas que tienen para predecir nuestro comportamiento.
No porque les importemos realmente, sino por su propio beneficio y por como refleja en ellos mismos la asociación con nosotros a su propia identidad.
Siempre he buscado ponerme en distintas situaciones, vestir de diferentes modos, condicionarme y sugestionarme para percibirme a mi mismo y ser percibido por otros (porque así me percibo diferente yo de vuelta) de distintas formas. Porque sí. Por explorar. Con el tiempo nos acostumbramos a esa expresión que encaja con nuestro entorno y somos una persona en particular no porque esa persona seamos nosotros, sino porque somos terribles siendo nadie más, sin energía para descubrir otras proyecciones del ego. Pero siempre estas a tiempo de volver a las reacciones y patrones aprendidos que tienes desde el instituto o desde mucho tiempo atrás, que con demasiada frecuencia aceptamos como inamovibles. Descubriremos con el tiempo que aquello que asumimos como nuestra personalidad cambia con la edad, alimentación, tiempo atmosférico o variaciones en nuestra recepción de neurotransmisores debido a una enfermedad. Salir de ellas no es disfrazarse, ni pasar una fase, ni imitar otras personas, sean ficticias o reales; es vivir una nueva vida, también es ser uno mismo, también es viajar.