SSBM EVO Girona 2016



Esto es lo mas parecido a un report de concierto o a uno de esos benditos reports de las fiestas que dábamos hasta el mediodía siguiente que me parece que vamos a ver en mucho tiempo. Esto también es Random Local Gaming, también una tardía justificación a una también tardía decisión; y para redondear la tarde, al estilo vida universitaria pero con menos realismo, el principio de una serie de artículos que estoy viviendo pero que no creo que vaya a escribir. Se acabaron las vidas universitarias.

Bienvenidos.







[08:30]


Me despierto y descubro para mi sorpresa que aún es negro noche y que sigo con vida y con los ánimos suficientes para tirarme de la cama al suelo en un acto suicida de setenta centímetros todo para conseguir no volverme en el acto, a dormir. Después de unas tres impresionantes horas de sueño, preparo el desayuno hipnotizado al mejor estilo de yo mismo cuando iba al instituto e ignoro como en los viejos tiempos que me quedan unos diez minutos de cuello antes de tener que salir. Cuando salgo de mi empanada mental, consigo quitarme la ropa de tres días con la que me quedé KO la noche anterior y me pongo otra en mejores condiciones. En un momento recojo todo lo que remotamente pueda llegar a necesitar para el torneo haciendo, obviamente dadas las circunstancias, una pésima elección. Pese a todo consigo lo esencial, la cartera, un reproductor de música, cámara de fotos, un mando de la gamecube y una horrible bufanda de color marrón para atarme casi en torniquete y contener el daño que me hace la muñeca tras toda la tarde anterior jugando como un maníaco.

Quizás esta historia no empieza esta mañana después de todo.

Consigo salir de casa a tiempo y me reúno con Josh y unos amigos suyos para ir tirando hacia la estación. Entre conversaciones sobre el meta de pokemon competitivo, league of legends y demás, conseguimos llegar a Girona y empezamos a andar hasta donde sea que fuese el sitio. Una especie de estación de tren abandonada reconvertida a centro cívico al parecer, tras el cual un paseo largo flanqueado de árboles en el que nadie al parecer tenía fuego de ningún tipo y que recorrimos para hacer tiempo antes de entrar. La escena me era familiar, casi nostálgica, era exactamente lo mismo que hacíamos a los catorce años para ir a jugar torneos y presentaciones de magic con mis amigos del montclar. Antaño tampoco pintábamos nada ahí, y me alegra saber que sigo sin pintar nada en una ciudad sin alma ni mar.

Adolescentes despiertos antes de las doce de la mañana un fin de semana con el frío que hace en diciembre, llevando mochilas y mirando alrededor, históricamente nunca han tramado nada demasiado respetado por la sociedad.






[10:30]


El lugar era bastante mejor de lo que me lo habían pintado. Exploramos brevemente el lugar para encontrar un bar temático en el que las camareras eran chicas bastante feas disfrazadas de sirvientas, un par de estantes con merchandising de anime y manga, un amigo mio del instituto que hacía años que no veía y gente bastante extraña también sin fuego ni demasiada fluidez social. La secretaria del centro parecía guapa, no fumaba y tenía cara de no tener nada que ver con lo que estaba ocurriendo ahí. Conseguimos tras unos minutos estando de pie en medio de la nada que los encargados conectasen una gamecube a una tele VCR de esas de tubo y los chicos que nos acompañaban, que ya eran por ese día mis amigos, probaron el juego por primera vez para que Josh los apalizase sin piedad. Por mi parte yo me abstuve, después de casi ocho años prácticamente sin jugar mas de dos partidas seguidas al melee, el día anterior habíamos viciado toda la tarde para practicar y prefería no forzar la muñeca, que me dolía como un infierno, hasta que no fuese estrictamente necesario, así que consumí mas cafeína de la que hubiese debido y simplemente observé.

Quizás soy yo, pero todo tenía un tinte surrealista. Aunque claro, todo evento u interacción social tiene un tinte surrealista cuando sales de la habitación de casa de tus padres solo un par de veces al mes.

Esperamos a que viniese mas gente mientras íbamos observando los que jugaban por su cuenta. Pese a no tener expectativas al respecto y aún escéptico sobre la idea de una comunidad local de jugadores del melee en un sitio como girona me sentí algo decepcionado por la poca gente y nivel que vi. Únicamente el organizador tenía pinta de saber de que iba la cosa, y cuando llegó Tilted con un par de amigos, mas de la mitad de la gente presenciando el torneo la habíamos traído nosotros. Yo nunca había ido a un torneo de melee, ni siquiera aún habiendo jugado al juego por años, tenia ni idea que existiesen torneos de melee un par de meses atrás, lo que conducía de forma evidente a dos preguntas obvias:


 - ¿Que diablos es el Melee?

 - ¿Porque no estoy en mi cama?


Melee es un juego de lucha multijugador que salió hace unos quince años para Nintendo Gamecube, en el que vicié junto a mis amigos en su momento sin saber que había gente que se lo tomaba aún mas en serio que yo ni mucho menos una escena profesional, y abandonamos el juego cuando salio su secuela para siempre jamás. La secuela nunca me gustó tanto, era mas lento, mas aleatorio, yo no era tan bueno, pero como jugábamos por diversión con nuestras propias reglas y en un grupo de gente bastante grande, cambié de juego y no pensé en el asunto nunca mas.

Hasta que vi el documental de Smash Brothers.

Ese documental de mas de cuatro horas, además de ser uno de los mejores documentales que he visto jamás, narra el nacimiento y evolución de una escena clandestina de jugadores del melee crecer en torneos en garajes de casas residenciales de estados unidos contra la voluntad de los propios creadores del juego. 

El juego tiene algo, en su sistema de movimiento, en su velocidad y dinamismo, en su concepto, que resulta increíblemente atrayente para tryharders y esas personas enamoradas del juego se habían organizado por ellas mismas y creado no solo una serie de torneos un metagame y unos normas estandarizadas, sino un ecosistema, una historia en si misma con sus personajes, héroes y villanos, sus dramas y su evolución. Tras dos secuelas y quince años, el mundo competitivo de melee continua creciendo y eso es lo que estoy haciendo yo aquí, desempolvando el mando de la nintendo gamecube, sentado al frente de una televisión de tubo un sábado por la mañana delante de mi primer torneo de super smash bros melee mas de ochos años después.






[11:30]


La culpa es de Josh.

Palamós. Finales de verano del mismo año. Entre partidas de un torneo del League of Legends por el que llevaba entrenando semanas, juego al que sí pretendo ser realmente bueno, pero en el que de forma bastante obvia tarde o temprano íbamos a perder. Estábamos una lan party (en donde conocimos a Tilted, casualmente), pero no de las vieja escuela, sino con sponsors, merchandising, duchas y demás. Llevábamos ahí tres días y solo había salido para buscar comida en los supermercados o follar por las noches en casa de Raquel. Como en el día de Girona, en el que estaríamos ahora mismo si no fuese por este estúpido flashback, éramos un recorte de diferentes grupos sociales y grupos aleatorios de diferentes niveles de juego, esta vez formando un equipo de cinco, reunidos esta vez también por el hermano numero dos de cristian si los clasificamos por orden alfabético.

¿Hizo alguna broma con referencia al Melee? ¿Me enseñó algún video? ¿Me mencionó el juego en algún momento? No lo puedo recordar. Yo ya había visto entonces el documental, pero lo tomé como eso, un documental. Lo que sí puedo recordar es llamarnos Team Chilindude, jugar a través de un emulador cutre entre partidas, con un mando terrible, con delay, ante alguien que jugaba a eso con regularidad, seguía el mundo profesional y se entrenaba para aprovechar las mecánicas ocultas del juego que yo sabía que existían pero sentía muy lejanas a mi nivel. Descubrí que podía plantar cara. Recordé cosas que no volverían a mi mente hasta esta fecha meses después. Dejamos los mandos, volvimos a los teclados y esa noche me quedé a dormir bajo una mesa de ordenador en un polideportivo lleno de gente jugando a videojuegos para ver como quedaba penosamente segundo clasificado en un torneo de Smash 4.

Acabamos convenciendo a nuestros amigos a que se apuntasen al torneo por el que habíamos ido a esa antigua estación de tren porque sino no había suficientes participantes para empezar y así comenzaron las rondas de partidas.

La gente era horrible. Lo vi al segundo, mientras alternaba entre dar vueltas por la estancia, hacer fotos a los jugadores y analizar apoyado a las mesas con ojos fríos. Josh y yo estábamos muy claramente en otro nivel, eso no tenía ningún sentido y todo se iba a resumir en una final como si estuviésemos jugando otro par de partidas mas en su habitación la tarde siguiente. 

Pero me equivocaba.

Eso fue exactamente lo que pasó, no me malinterpretéis, pero me equivocaba.






[12:30]


La final se acercaba a medida que apartábamos a amigos y extraños de nuestro camino. Jugaba sin siquiera quitarme la venda, que me molestaba enormemente pero me hacía sentir menos dolor porque aparte de apretar limitaba mis movimientos. La espera se me estaba haciendo larga e intentaba no pensar en la pérdida de tiempo que era estar en aquel lugar. Ni siquiera se si estar ahí hubiese valido la pena aunque nos hubiésemos encontrado gente mas buena que nosotros mismos que nos hubiese escombrado como la autentica basura que somos en el juego comparado a los pros de verdad; al final y al cabo no venía a convertirme en el siguiente Dios del Smash, fue mas una sucesión de advenimientos lo que me llevaron a ese lugar. Entonces, cuando iba pensando todo esto, vi un pequeño detalle que ya había visto en la lan meses atrás; Josh jugaba con auriculares, en los que sonaban siempre un par de mismas canciones y le daban un aspecto que contrastaba con el aire general de los demás. Era como si podías ver simplemente con la proyección de su actitud quien iba a ganar sin mirar la pantalla. Pregunté porqué los llevaba y me contestó que para concentrarse, y porque se había acostumbrado a ello, que le ayudaba con el ritmo de la partida. Ese día no tenía ningún motivo para ello, podría haber ganado a esa gente jugando con una mano únicamente, una guitarra del Rock Band y escuchando a Nino Bravo, pero aún así lo hacía, completamente concentrado.

Entonces es cuando volví a recordar.

No solo jugaba a este juego con mis amigos, no solo era bueno jugando a este juego como soy bueno con tantos otros y ya está. Siempre he sido un poco mas bueno de lo razonable en todo lo que he hecho, pero a veces se me olvida porqué. Tengo la imagen grabada a mi mente, de mi figura con once años sentado en una silla en el comedor de mi casa, a oscuras, con In The End de Linkin Park y Dawn of Victory de Rhapsody repitiéndose en mi MP3 sin cesar mientras jugaba, yo solo contra una, dos, tres maquinas, una y otra vez sin parar. No tenía ningún motivo para ello. Ni siquiera conocía a los chicos con los que jugaría de forma mas o menos frecuente un par de años después. No había una escena competitiva, escenarios ni torneos ni reconocimiento. Simplemente quería ser mejor. Simplemente le daba a jugar otra vez. Sin pensar.

Lo he hecho antes, lo de escuchar música en situaciones así, nunca he parado de hacerlo en realidad, solo que no acostumbro a pensar en ello. Siempre me ha gustado ganar, podría acostumbrarme a ello, pero siempre me detengo cuando soy lo suficientemente bueno para mis estándar, nunca he ido mucho mas allá, nunca he querido ser el mejor y quizás me he ido culpando con el tiempo a no tener más competencia que roger o no gustarme las condiciones o metagame exacto del ajedrez moderno. 

Escuchaba música para mantener el ritmo la primera vez que llegué a diamante, y volví a hacerlo para arrastrarme otra vez ahí tras mi caída emocional de finales de verano. Aún conservaba la carpeta de música en el reproductor de MP3, que me esperaba impaciente y de pura casualidad en el bolsillo de mi abrigo en ese mismo momento.







[14:00]


Estoy nervioso, estoy nervioso e impaciente. La cafeína y la nicotina me están surgiendo efecto y me tiemblan ligeramente las manos. Nunca en mucho tiempo había tenido ganas otra vez de salir a la cancha y jugar, y jugarlo todo. Fueron unos cortos minutos despiadados en los que no hicimos prisioneros y jugamos a muerte nuestros mains, enfrentamiento en el que sabía tenía una ligera ventaja a juzgar por los entrenamientos del día anterior. No quedaba nadie mas que el organizador y un par de amigos suyos para ver nuestra partida, todo el mundo incluidos nuestros amigos se habían hartado de esperar e ido a comer.

Desde el principio se notó que esas partidas no eran como las demás que se habían jugado minutos antes en ese mismo lugar. Los movimientos eran mas rápidos, mas contundentes, mas fluidos. Tenía un ritmo, se podía sentir una cierta violencia en como jugábamos. En completo silencio, agarrando el mando con total tensión y concentración. Gané la primera ronda y me levanté y me quité la venda a la velocidad del rayo para poder continuar con la segunda sin perder ese estado mental; de repente la muñeca que me había estado preocupando todo el día no me dolía en absoluto, pero no me sorprendió. Josh cometió un error, perdió una vida tontamente y el tempo a raíz de ello, sus movimientos se volvieron mas conservadores, mas previsibles, mas lentos, y gané la segunda ronda y con ello el torneo de diez participantes organizado por una división friki de la universidad de una ciudad menor y también el mas grande, único y probablemente último logro de la carrera profesional del SSBM que empecé sin saberlo tantos años atrás.

Esta historia definitivamente no empieza esta mañana.







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Ni tampoco terminó esa tarde, que pasamos en el bar de sirvientas en el que Josh aprovechó para ganar el torneo del Smash4 contra un señor con pinta de niño grande y completamente vestido de color verde en el que yo quedé en una modesta pero llena de risas octava o séptima posición. Al final de la tarde nos subimos a un escenario, nos dieron de premio dos amiboo con los que nos hicimos las risas y volvimos en silencio a nuestro pueblo ya de noche.

Esta historia continua ahora, esta es la historia que he decidido vivir, la historia que he decidido que tiene sentido; en la que, probablemente no en el SSBM, pero si en otras cosas o en el League of Legends que lleva siendo mi vida los últimos tiempos, son aquello que cuando trabajo en mejorar y competir en ellas, realmente funcionan para mi, y si mi vida no depende de ello haré que lo haga. Competir funciona para mi, y lo seguiré haciendo. 

Ahora mismo escribiendo estas palabras soy entrenador de tres equipos de league además de cowboy solitario en las peligrosas arenas de soloq, y además de JVG también soy nanaky3. Mis chicos no son una maravilla, pero trabajo duro con ellos e incluso cuando pierden me hacen saltar por la pequeña habitacion que me he alquilado en Barcelona. Quiero jugar, quiero entrenar, quiero hacer música, fotografía, escribir; no se donde me va a llevar todo esto ni si nunca voy a poder sacar un céntimo de ello, tengo dos años para intentarlo. Pero funciona para mí. Quizás lo único que realmente lo hace.

No me importó que el torneo, al que llamo no sin cierta sorna EVO Girona 2016 (evolution es el torneo mas grade y prestigioso del género de juegos de lucha del mundo), el hecho de que estuviese lleno de randoms que estuviesen ahí y les pareciese bien participar solo convertía en reivindicación el hecho de que sintiese tan intensamente jugar esas mismas partidas que en un principio eran exactamente iguales a las que había jugado a montones el día antes. 

Era porque nosotros nos habíamos levantado ese día en vez de dormir hasta la tarde e ido en un sitio donde no pintábamos nada a probarnos a nosotros mismos, era porque nosotros eramos los únicos que nos habíamos presentado ahí con la única intención de jugar y competir al máximo por aquello, porque eramos nosotros quien le dábamos sentido a ganar o perder.

¿Funciona también para ti?









Random Local Gaming





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