Breve ensayo sobre la expansión de la realidad subjetiva y como se ve reflejada en el lenguaje


Salí de casa ya de noche, bajé por un parque de arena y, se me cruzó un gato oscuro. Le miré, me miró; pasé de largo y, algo me hizo girarme; entonces me di cuenta, inexplicablemente y para mi sorpresa, aquel gato lo había entendido.

Muchos os preguntareis que es lo que ese gato entendió. La respuesta es sencilla, pero no es explicable; es como cuando ese tío lo tiene.
Hay diferentes fases por la que uno puede pasar antes de llegar al conocimiento real del significado de estas expresiones.




Usamos la palabra como recurso para expresar, en cierta manera como el arte plástico o la música. Explicamos nuestra realidad mediante el lenguaje, dando significados propios a palabras ya existentes o inventando de nuevas; el significado que coge cierta palabra para uno, dejando de coincidir con el significado que tiene otro, puede causar pequeños malentendidos.

Partiendo de esta base, en cuanto la realidad personal se expande, se tiene la necesidad de aumentar el vocabulario de uso habitual, para cubrir esta nueva necesidad. Así pues, al intentar comunicarnos con alguien cuya realidad está menos expandida, fácilmente caeremos en un pozo sin fondo, en el que predomina el mal entendimiento, y nunca se podrá llegar a una conclusión comuna; el tono de voz irá subiendo, igual que el enfado personal, convirtiéndose en una lucha de egos.



Se me ocurren varias situaciones en las que he presenciado cómo alguien lo entendía, y esta es la única manera de entender a lo que me refiero; es un concepto tan abstracto que es indescriptible con el vocabulario que conocemos, buena suerte en vuestro intento de averiguar el significado, felicidades a los que lo entendéis, y a los que creáis entenderlo pero realmente no lo hagais, ruego clemencia por vosotros.


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