[Semana I] Barcos y putas.


En una especie de continuación de la aclamada serie poco seria de artículos algo parecidos a:

Día 296 a la Vila Universitaria.
Hoy los nazis han entrado en el bunker de los elfos y se han llevado todo el mithril, ya no podemos fabricar cuchillos para nutella, repito, ya no podemos comer nutella sin que se nos llenen los dedos de deliciosa crema de chocolate fundida.
Cambio y corto. Paz.


Llega una dramatización de como se vive en primera persona una vida universitaria común y corriente como la mía. Si algunos de los personajes de esta serie totalmente de fantasía encuentras que se parece a ti o a alguno de tus amigos en el nombre o en las cosas que ha hecho, guarda el numero de tu abogado que todo parecido con la realidad es pura coincidencia. Te lo prometo. En serio. Confía en mi.

Vida universitaria.
Semana 1
Barcos y putas

En realidad ha sido solo un fin de semana y un intenso día de reencuentros constantes e inesperados. Pero lo mismo es ir al salón del manga y también se hace laaargo.

La vida en la gran ciudad es bastante rara. La ciudad te arrastra y hace contigo lo que quiere; ir y venir de situaciones. Si a la ciudad le da la gana que estés contento, te va a encontrar con alguien inesperado, si te quiere jodido ese alguien será una ex, y te vas a tropezar en el metro y te van a robar el móvil y te va a joder más lo de la ex y su nuevo novio. 

Yo venía con intención de dejar reposar mi Espíritu de Verano 2013 que tantas cosas geniales me ha hecho pasar, pero, lamentablemente, en un fin de semana, me he encontrado en un piso genial con vinilos de Pink Floyd, me he mudado a Barcelona sin llaves ni nadie en el piso ni forma de demostrar que vivía allí, ni haber visto el piso antes, nos han estafado en el Burger King, hemos encontrado un bar donde nos dejan tocar el piano, me he cruzado dos veces con Loulogio, me he colado en el metro, y hasta ayer tenía la espalda llena de arañazos. 

Otros días es como un poble de mala mort y llueve, te quita el entusiasmo, compras 20 euros en fideos instantáneos y haces galletitas de chocolate en tu casa. Que bueno, tampoco esta tan mal.

Recomiendo el del dibujo de la gamba.

No puedes sino dejarte llevar; a nadie le importa una mierda que vayas disfrazado por la calle, que ames mucho a tu novia ni que tengas 100 seguidores en Twitter ni que haya una tienda de ropa para lolitas góticas con Panic! at the Disco de fondo cerca del Norma Comics. Es genial, libertario e preocupante a la vez. En mi pueblo cuando alguien se tiñe el pelo casi sale en el diario. La única cosa que viaja más rápido que la luz que este universo son los falsos rumores.



 



Luego vas a la universidad y el ambiente campus te saca totalmente de sitio otra vez. Lo que antes era no ahora es si, chiquillas de primero aprovechando los últimos atisbos de calor veraniego para mostrar lo morenas que se han puesto este verano y la poca ropa que pueden llegar a llevar sin sentirse mal consigo mismas; gente con planes que se bebe cubatas el fin de semana igual que se come el mundo silenciosamente días más grises, gente haciendo chistes matemáticos a plena luz del día entre cervezas en la cafetería. 

Mola repetir asignaturas el primer año porque el primer año vas como un cerdito al matadero, y el segundo como Máximo Decimo Meridio en Gladiator (bueno, el principio, dos semanas después la cosa cambia). Alguien entra tarde en clase el primer día y llama a la puerta y pide disculpas. N00b. Se entra con auriculares y Coca-Cola, media hora tarde, no 5 minutos. Y si llegas 5 minutos tardes, te esperas lo suficiente a que parezca que te ha pasado algo realmente interesante. Ensaya tu entrada triunfal, sonríe con picardía, saluda a tu público y giña el ojo al profesor. Lleva siempre en el metro la carpeta de la UAB y ve con pose de superioridad intelectual y desparpajo. Pregunta en clase de laboratorio si hay que llevar toalla o ya te la dan en la entrada. Hazte satánico y pasea con botas góticas de plataforma aunque midas metro noventa. A no ser que vayas a la universidad a estudiar, entonces estudia. Y deja lo de molar a los profesionales.

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